Fuera de lo paranormal el deseo o el ansia porque ocurran cosas me hace ver situaciones extrañas. En la soledad de ni cuarto a oscuras a las dos de la mañana, de repente la voz de una mujer que no alcanzo a entender lo que dice. Podría pensar que viene de la calle, y es lo más probable pero vivo en una cuarta planta. Por la puerta del bar pasan sombras, las veces que de ellas me imagino entrar a quien aguardo. Una sombra que me acecha en el paseo marítimo mientras ojeo el móvil, como si alguien mirara en la pantalla a mi espalda. Me asusto pero percibo de que no es más que el anhelo de que a alguien le interese lo que hago. En definitiva, ya no es el miedo sino el deseo porque ocurra algo fuera de lo corriente lo que me hace ver fantasmas.
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